Antes de entrar en el detalle de las características de cada una de las
tribus de las montañas, conviene pararse a comentar importantes aspectos
comunes a todas ellas que, con frecuencia, están en el origen de ciertos
prejuicios culturales, por parte de la sociedad tailandesa e internacional, que
dificultan una integración que no sea solo asimilación sino que respete su
diversidad cultural.
Primero hay que entender que las hilltribes crean su identidad a
partir de su cultura, sus creencias, tradiciones y lengua, pero no a partir del
territorio donde viven, que es discontinuo, compartido con otras etnias y
cambiante. Se dice, por ejemplo, que para estas poblaciones el río Mekong que
separa Laos de Tailandia o las montañas que comparten Birmania y Tailandia, son
corredores naturales de desplazamientos y nuevos emplazamientos más que
fronteras naturales. La porosidad de la selva entre Birmania y Tailandia y su continuidad
geográfica hace que estas poblaciones semi nómadas echen nuevas raíces en el
valle de enfrente sin ser conscientes -o sin que para ellos sea algo demasiado
importante- de que han cruzado una frontera.
agricultura de tala y quema
Otro aspecto importante es que tradicionalmente han practicado una
agricultura de tala y quema, es decir, cortan árboles y queman el bajo bosque
para fertilizar la tierra, la cultivan durante unos años y después se mueven a otra zona que vuelven a cortar y
quemar. Esta práctica ancestral es vista desde muchas instancias como la
principal causa de deforestación de las montañas del norte y cada vez es más
prohibida y controlada por las autoridades. Sin embargo diferentes estudios
académicos muestran que, bajo condiciones demográficas estables que permitan la
regeneración del bosque quemado, esta práctica resulta ecológicamente
sostenible, y, de hecho, otras zonas de Tailandia como Isán, donde se ha
practicado la agricultura extensiva con agroquímicos, han sido deforestadas
casi en su totalidad desde hace tiempo. Hablando con amigos Akha sobre este
problema, me han explicado que, por ejemplo, cortan los árboles a una altura
que les permite crecer de nuevo relativamente pronto, o que hay determinadas
zonas de bosque para ellos sagradas que no pueden cortar y que, curiosamente,
coinciden con las zonas susceptibles de ser inundadas en la época de lluvias si
fueran taladas. El problema de este método tradicional de agricultura surge
cuando se intensifica la presión demográfica. En esta región agricultores
tailandeses o empresas madereras, con la complicidad de las autoridades, ocupan
cada vez más terreno montañoso practicando métodos agrícolas modernos y talando
árboles, reduciendo así la extensión de bosque utilizable por las minorías
étnicas.
Otra característica a tener en cuenta son los sistemas de creencias. Las hilltribes,
aunque cada una tiene sus peculiaridades, comparten tradicionalmente el animismo
-la creencia en espíritus de la naturaleza-, el culto a los ancestros y a sus
espíritus y los rituales con sacrificios animales. Este tipo de creencias es
considerado primitivo por la religión oficial budista, aunque tolerado. Sin
embargo los misioneros cristianos, sobre todo evangelistas norteamericanos, ven
signos diabólicos en muchos rituales y han desplegado un especial afán en
convertir a estas poblaciones al cristianismo, consiguiéndolo en una gran
parte. Se calcula que más de la mitad de estos pueblos son ahora cristianos. Lo
conflictivo respecto a este cambio de creencias es ver pueblos divididos en
dos, los convertidos y los que resisten, o el chantaje que se utiliza mediante
la inversión de grandes cantidades de dinero en una escuela, por ejemplo, a
cambio de que se conviertan, o peor aún, según algunos líderes resistentes, ver
cómo toda la sabiduría acumulada para sobrevivir en estrecho contacto con la
naturaleza, de una forma sostenible, con el conocimiento de infinidad de
remedios naturales para todo tipo de enfermedades, se pierde al cambiar el
sistema de creencias.
el consumo de opio es tolerado en personas mayores y casos aislados
Por último hay que mencionar el cultivo del opio, tradicionalmente la
cosecha que les permitía comerciar e intercambiar otros productos, sobre todo
con comerciantes chinos. Desde 1959 está prohibido en Tailandia, aunque es
tolerado su consumo y cultivo individual por personas mayores y en ocasiones
ceremoniales. Como alternativa se introdujeron los cultivos de té y café que al
menos amortiguaron las pérdidas. Pero lo que ha sobrevivido en el imaginario de
la cultura dominante tailandesa es el prejuicio de asociar las hilltribes
con el consumo de droga y su tráfico.
familia akha construyendo una nueva casa tras ser expulsados de las tierras
donde habían vivido varios años
En definitiva, la mezcla entre las peculiaridades geográficas y el
nomadismo, junto con los prejuicios por los sistemas tradicionales de cultivo y
de creencias, contribuyen a que la integración de estas minorías en Tailandia
sea problemática. Se les considera extranjeros o, en el mejor de los casos,
tailandeses de segunda a los que hay que asimilar y adoctrinar en la cultura
dominante. Y si bien es cierto que estrictamente han entrado en Tailandia desde
Birmania y Laos, también lo es que son los indígenas de esa vasta área conocida
con el nombre de Gran Mekong, y que incluye las extensas cadenas montañosas del
norte de Tailandia, noroeste de Laos, este de Birmania y sur de la China. En la
actualidad, por ejemplo, se calcula que casi la mitad de la población de estos
grupos étnicos no tienen la nacionalidad tailandesa reconocida, dificultando
por tanto su acceso al mercado laboral, a la movilidad, a las ayudas a la
educación pública o a la compra y venta de tierras. Muchas veces son echados de
las tierras que han estado cultivando durante años sin ninguna contrapartida, o
son detenidos en un control policial teniendo que pasar unos días en la cárcel.
Por estas razones buscan el apoyo de asociaciones y personas que, por un
lado, valoren su cultura ancestral y su sabiduría natural y, por otro,
contribuyan a dinamizar sus hábitats con alternativas económicas que les
permitan sobrevivir a su aculturación creciente. Subiendo su autoestima y su nivel
de vida es posible que la cultura dominante tailandesa y sus autoridades
empiecen a verlos con otros ojos y les doten de derechos equiparables a los del
resto de la población con la que conviven, tomándose más en serio su regularización
como ciudadanos tailandeses.
KAREN
Son la minoría étnica más numerosa de Tailandia, unas 350.000 personas. Han
vivido en Birmania desde hace siglos pero desde el siglo XVIII empezaron a
entrar en Tailandia, huyendo del conflicto con el gobierno militar birmano. Se
han extendido no solo por el norte sino también por toda la frontera occidental
con Birmania llegando a formar núcleos hasta Kanchanaburi, al oeste de Bangkok.
Son la hilltribe que vive a más baja altitud y muy frecuentemente en los
valles.
karen al cuidado de elefantes
Su economía se basa en el
cultivo del arroz en terrazas, frutas y vegetales, crían pollos, cerdos y
búfalos, son cazadores y tradicionalmente también han domesticado y utilizado
elefantes para transportar troncos en la jungla. La mayoría de campamentos de
elefantes en el norte y oeste de Tailandia son gestionados por los Karen.
Como las demás hilltribes, son animistas. Creen en el Señor de la
Tierra y el Agua, que interviene en todos los fenómenos naturales. Sin embargo
desde el siglo XX la mayoría de los Karen han sido convertidos al cristianismo, aunque conservan
sus rituales de sacrificio para aplacar a los espíritus y asegurar su
protección. Junto con los Lahu son la única etnia matrilineal -la descendencia
se define por línea materna y los esposos se van a vivir a casa de la mujer-.
La mujer tiene un papel social importante siendo la de mayor edad de un poblado
quien dirige muchos rituales.
mujer padong
Los Padong, con sus conocidas “mujeres jirafa” o de “cuello largo”, son un
subgrupo de los Karen. Empezaron a entrar en Tailandia en los años 80 del
pasado siglo y actualmente hay unos 500 en cinco poblaciones, concentradas en
la provincia de Mae Hong Son. En Birmania son unos 30.000. Cuando una niña
cumple 5 años se le ponen los cinco primeros aros en el cuello y a partir de
entonces se añadirá un aro cada año. Contrariamente a lo que se cree, se pueden
quitar los aros cuando lo requieren y no les pasa nada, ya que la atrofia
muscular es leve. En las últimas décadas se han convertido en una atracción
turística, a menudo demasiado invasiva, y con frecuencia se ponen los aros
cuando vienen los turistas.
HMONG
niños hmong
Son unas 160.000 personas en Tailandia. Se distinguen varios grupos como
los Hmong blancos, los verdes o los negros. Han estado viviendo en China desde
hace 3.000 años. A partir de 1850 empezaron a migrar a Laos al entrar en guerra
con los chinos y en 1880 en Tailandia. Hubo una gran migración al norte de
Tailandia en 1975 cuando ganó el partido comunista de Laos, contra el que
habían luchado. Muchos migraron también a USA.
Su economía es como la de las demás hilltribes, basada en el cultivo
del arroz, vegetales y frutas y en la cría de pollos y cerdos. Tradicionalmente
habían cultivado opio también hasta que se prohibió en Tailandia. Sus poblados
suelen estar cerca de las cumbres, entre 1000 y 1500 metros, a más altura que
los de otras etnias.
mujeres hmong del grupo negro
También son animistas y creen en varios espíritus del interior de la casa,
el de la puerta, el del dormitorio o el del hogar. Como muchas otras etnias,
cada poblado tiene un chamán, hombre o mujer, que entra en trance para
comunicarse con los espíritus cuando ha de curar a alguna persona. Creen que
cada persona tiene tres almas que se separan en la muerte, una va al paraíso,
otra se queda en la tumba y la tercera se reencarna. Se acepta la poligamia. Si
la primera esposa da su consentimiento y el hombre tiene recursos suficientes,
puede tener una segunda e incluso una tercera esposa.
LAHU
Son unas 105.000 personas en Tailandia, divididas en 5 grandes grupos con
sus respectivos dialectos. En todo el sudeste asiático son unos 750.000, sobre
todo en Birmania y Yunnan, sur de la China, de donde son originarios. Empezaron
a entrar en Tailandia a finales del siglo XIX.
Como las demás etnias, cultivan el arroz de montaña, una variedad seca, y
también cultivaban opio que ahora han sustituido por frutas con las que
consiguen comerciar. También crían cerdos y pollos, cazan pequeños mamíferos y
recolectan plantas en la selva.
hombres lahu cocinando
Como los Karen, es una sociedad matrilineal y con fuertes rasgos
matriarcales. Los hombres realizan la mayor parte del trabajo en el campo o la
selva, así como varias tareas domésticas, mientras que las mujeres se
concentran en el cuidado de los hijos. No tienen nombre familiar y sus
relaciones se basan en la cooperación y la amistad.
Creen en una pareja de dioses creadores, Geusha y A Ema. También son
animistas y realizan ofrendas al espíritu de la casa para que les
proteja. Creen que los espíritus de la naturaleza pueden poseer a una persona y
enfermarla. Entonces se necesita al chamán que practicará un exorcismo. Aunque
una gran parte se ha convertido al cristianismo, todavía realizan ceremonias
animistas. El año nuevo, hacia finales del mes de enero, es la celebración más
importante, realizan varios sacrificios de animales, predicen el futuro del
pueblo y tocan sus instrumentos tradicionales y bailan, durante varios días.
AKHA
mujer akha con
su nieto
En Tailandia se calcula que son unos 70.000. También hay diferentes
subgrupos, siendo tres los principales: Loimi, Ulo y Pami. Hay también
importantes comunidades en el norte de Laos, Birmania, Norte de Vietnam y sobre
todo en Yunnan, China, donde se les conoce como Hani, y de donde son
originarios. En el siglo XIX empiezan a emigrar a Birmania, donde todavía hay
320.000 personas, y a principios del XX entran en Tailandia estableciéndose
sobre todo en la provincia de Chiang Rai.
Su economía se basa, al igual que el resto de etnias, en el cultivo de
arroz de montaña, vegetales, frutas y cría de cerdos, pollos y búfalos de agua.
Abandonaron también el cultivo de opio sustituyéndolo por café y té.
puerta
sagrada akha
columpio o swing ceremonial a la entrada de un poblado akha
Cuando alguien muere su espíritu viaja al mundo de los ancestros. Durante
la ceremonia un familiar, generalmente el hijo, recita los nombres de sus
ancestros, hasta 60 generaciones anteriores, lo que da idea de su milenaria
cultura, conservada hasta nuestros días. También son animistas y creen en la
diosa Apu Miyeh como creadora de toda la humanidad y de las diversas culturas.
Una aldea akha se puede identificar porque tiene una puerta sagrada, construida
con los troncos de 3 árboles y que se renueva cada año. La puerta separa el
mundo de los espíritus del de los humanos y, para que quede claro, junto a la
puerta esculpen dos figuras de madera, hombre y mujer, con los genitales
exagerados. Otro elemento característico es un gran columpio, construido cada
año con tres piezas de madera, con el que se columpian durante un festival que
se celebra antes de la recolección del arroz. Algunas figuras importantes del
mundo Akha son el sacerdote que se encarga de los rituales, el herrero, el jefe
del pueblo y la chamana, generalmente una mujer, que intenta curar a los
enfermos mediante hierbas y viajes al mundo de los espíritus. Sin embargo en la
actualidad muchos Akha se han convertido al cristianismo.
El traje tradicional de las mujeres es muy peculiar y distintivo. Se compone
de chaqueta de manga larga, blusa, falda hasta la rodilla y leggings de colores
llamativos. Llevan también un sombrero muy ornamentado con piezas de metal,
conchas y plumas, que tiene una forma distinta según el subgrupo Akha.
YAO
hombre yao
Son unos 45.000 en Tailandia. También son llamados Mien o Iu Mien.
Originarios del sur de China empezaron a migrar a Laos en el siglo XIX huyendo
de la represión del gobierno chino. A principios del XX entraron en Tailandia
desde Laos estableciéndose primero en las provincias de Nan y Phayao.
La economía es la común a las otras hilltribes: arroz, maíz dulce,
vegetales y cría de pollos y cerdos.
Los Yao se creen descendientes de un héroe o dios, Pien Hung, que llegó a
través del océano. Hacen ofrendas a los espíritus de los ríos, árboles y la
tierra, responsables de enfermedades y cosechas reducidas. También rinden
honores a los ancestros mediante rituales dirigidos por el sacerdote. Otra
figura importante es el chamán, responsable de las ceremonias de curación, y el
jefe de la aldea, que preside el consejo de ancianos.
LISU
mujeres lisu con los trajes tradicionales
Son unos 38.000 en Tailandia. Se cree que proceden originalmente del
noroeste de Yunnan, China y del Este del Tibet. Se establecieron primero en los
estados Shan de Birmania y entraron en Tailandia a finales del siglo XIX.
cultivo de arroz de montaña en terrazas
cultivo de arroz de montaña en terrazas
Su economía es similar a la de las otras hilltribes, a base del
cultivo del arroz, vegetales, cría de pollos y cerdos y caza de pequeños
mamíferos. Se dividen en 12 clanes y el matrimonio entre miembros del mismo
clan está prohibido. Los hombres cortejan a la mujer recitando poemas y cuando
deciden emparejarse el hombre “rapta” a la mujer, con su consentimiento, y
envía un emisario a su padre para negociar la cuantía de la dote.
joven lisu
Son animistas y rinden culto a los ancestros. Creen en un dios de dioses,
Wu Sa, quien determina el día de la muerte de cada persona enviándole una
carta. También tienen la figura del sacerdote, que dirige los sacrificios de
animales ante el altar de los espíritus del pueblo, y la del chamán, quien
entra en trance para comunicarse con los ancestros intercediendo por alguien
enfermo. También tienen un jefe del pueblo que arbitra en las disputas.
casa lisu construida en altura sobre postes de madera
Construyen casas de dos tipos, elevadas del suelo
mediante palos de madera en las altitudes más bajas, y directamente en el suelo
para mantenerlas más calientes, en altitudes más altas.
Epílogo
Toda esta diversidad cultural está en peligro de extinción
en Tailandia. Debido a diversos factores como la globalización y la uniformización
que lleva aparejada, la migración de la juventud a las ciudades en busca de un mayor
nivel de vida, la falta de derechos asociados a una situación jurídica de
desprotección, los prejuicios culturales que generan una baja autoestima, las presiones
demográficas, las campañas de conversión al cristianismo o las políticas de asimilación
practicadas por las autoridades, las minorías étnicas del norte de Tailandia abandonan
progresivamente sus culturas genuinas y la sabiduría ancestral inherente a ellas.
Esto supone una pérdida importante no solo para estas sociedades sino para toda
la humanidad.
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